lunes, 1 de julio de 2013

ANTONIO GALA



          Nos encontrábamos en los primeros años de la década de los 80, del pasado siglo. Se iba a   celebrar una especie de feria del libro, pequeña en Getafe.
           Mi hija , María, que era en aquellos tiempos una buena lectora escolar, tenia ganas de conocer a un escritor de verdad.
            Tal vez los sueños de sabiduría correteaban por su mente.
             Y fuimos a la inauguración de aquella fiesta del libro en un espacio hoy desaparecido y  ocupado por una especie de fuentes muy modernas,  frente al Iglesia de San Sebastián, parroquia de la ciudad de la que estamos hablando.
             Era el alcalde de la Ciudad , Pedro Castro, perteneciente al PSOE, que nos habló como siempre para presentar a la figura de la época: Antonio Gala.
             Estaba en pleno apogeo literario y de triunfo popular el escritor. Eran famosas las "Cartas a Troylo" y más tarde sus apuntes diarios en el "Mundo".
              Terminada la perorata de Gala, importancia de la lectura y otros refritos, nos pusimos en la cola para que nos  firmase un libro suyo. Concretamente era la ópera que había escrito sobre Cristóbal Colon.
Al llegar frente a él le dije : -Mira, María, un escritor de carne y hueso.
             A lo que Gala me contesto , con sorna: - Más de hueso que de carne.
              Su delgadez era evidente.

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