martes, 15 de noviembre de 2011

poema

     Cuando hago una pausa
     el rumor de la aldea me envuelve
     me transporta a los sonidos de la infancia.
     Y aparecen  en la memoria los paisajes, las armas
     y bagajes construidos por mis manos, mi imaginación.
     Aparecen las palabras iracundas, sonoras, falseadas
     aprendidas por lucimiento y osadía.
     Solo oigo hablar con cuchicheos
     como sinfonías lejanas
     escuchadas como nanas de señoras de avanzada edad.
     Son sinfonías, sin quererlo,
     construidas de recuerdos y de ruidos
     canciones entrevistas
     en ensoñaciones de tardes casi sin sol.
     Vivo en este sueño de la aldea, de la infancia
     donde solo se recuerdan los ecos del pasado
     y la larga sinalefa de los sueños.

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